Decisiones, cambios, esperanzas, evolución… La vida.
¿Qué pasa cuando llega un momento en tu vida en que necesitas un cambio? Pues que en tu mano está tomar las decisiones que te lleven a conseguirlo, pero ¿y qué pasa cuando el cambio no depende solo de ti? Pues que ahí la cosa se complica, al menos inicialmente…
¿Alguien sabe cual es el momento de la vida en que dejas de ser una adolescente y te conviertes en una persona adulta? A mis 33 años creo que en muchas ocasiones me sigo sintiendo como una adolescente, con mis miedos, mis inseguridades y mis ganas de vivir sin preocupaciones. ¿Qué es lo que hace que todo sea diferente? Pues que creo que llegados a este punto, por mucho que corra las preocupaciones siempre me alcanzan, y los cambios físicos son innegables. Pero también me he vuelto capaz de tomar perspectiva para ver las cosas desde varios puntos de vista, dedico mucho más tiempo a analizar mi entorno, y tiendo a buscar una mejora y evolución constante del mismo, sin ser yo la única protagonista de mi vida.
¿Qué pasa cuando además de necesitar un cambio, y de no depender la decisión solo de ti, los cambios físicos también juegan un papel importante en tus decisiones? Pues que la cosa se complica aún más. Juegas contrarreloj, los miedos se vuelven a incrementar, tus necesidades y expectativas van cambiando, pero aun así no te ves preparada para tomar una decisión.
¿Qué pasa si a todo esto sumamos el factor económico a la reflexión? La inestabilidad laboral y los bajos salarios están a la orden del día… La sensación de inseguridad continúa aumentando. Ahora mismo estás aterrorizada, se te hace un nudo en la garganta y sientes una piedra en el estómago…
Pero, y ¿qué pasa si a pesar de todas esas dificultades, continúas teniendo claro que necesitas ese cambio, esa evolución en tu vida y crees que todos los sacrificios valdrán la pena? Es entonces cuando empiezas a ver todo de otro color, te sientes fuerte para afrontar cualquier obstáculo, crees que todo es superable y mejorable, crees en la lucha diaria en busca de tus ilusiones… y es entonces cuando te das cuenta de que no tienes que tomar ninguna decisión, porque sin darte cuenta, ¡la decisión está tomada!