Con demasiada frecuencia siento la necesidad de aprobación por parte de las demás personas, y ya no hablemos si se trata del entorno laboral. ¿También os pasa?
Con el tiempo me he dado cuenta de que no sólo es fruto de mis inseguridades y la propia autoexigencia, sino que es algo que nos pasa a una gran parte de las mujeres. Y de que ésto, como tantas cosas, tiene también un trasfondo social patriarcal que nos lleva a cuestionarnos nuestra validez profesional frente a la de muchos hombres; a en ocasiones darle más importancia a sus argumentos, como si en verdad tuvieran que aleccionarnos; a pensar que por hacer las cosas a nuestra manera, fomentando la participación, escuchando, negociando… está peor hecho.
Ayer pasé bastantes nervios. Tuve una inspección donde mi alumnado, entre otras cosas, tenía que valorar mi trabajo. Y los fantasmas reaparecieron. Normalmente están conmigo el primer día de curso, pero en cuanto veo las caras de mi alumnado y por donde respiran, desaparecen, y mi seguridad como docente me acompaña de nuevo.
Mis formas dando clase, para algunas personas no serían muy profesionales ya que no soporto marcar esas distancias tradicionales donde la persona docente tiene un rol que parece estar por encima del resto. Mi forma de trabajar es muy diferente, empatizo, comprendo, comparto conocimientos, pero también aprendo muchísimo de mi alumnado, no me gustan los sistemas tradicionales de evaluación (aunque en muchas ocasiones no queda otra que cubrir papelitos y poner nota)… Y al final, sé que lo más habitual es ser bien valorada por mi trabajo, y sobre todo y lo más importante, consigo que aprendan y en la mayoría de las ocasiones de una manera práctica, lúdica y con mucho sentido del humor.
Pero, siempre llegan estos momentos en que tienes miedo. Miedo a que no se comprenda tu forma de hacer, de si te estarás equivocando, de si traspasas los límites de la confianza con las personas, de si te valorarán mal por ser diferente a lo habitual… De si en el fondo eres un auténtico fracaso y una impostora que lleva años consiguiendo no ser descubierta, pero en cualquier momento alguien destapará tu incompetencia.
Es un sentimiento verdaderamente difícil de gestionar, pero en el fondo siempre sale una vocecilla de mi interior que se intenta hacer fuerte que dice “¡lo estás haciendo bien!”, “mira a tu alrededor”, “sé fuerte, sigue así” y si en alguna ocasión, no sale todo lo bien que tendría que salir, ¡no pasa nada! Somos personas, nos equivocamos, y estamos en constante evolución y aprendizaje, y eso es lo importante: Seguir aprendiendo y evolucionando, porque si algo tengo claro en esta vida es que el día que dejamos de aprender, será porque nos hemos muerto.