Y llegó la Navidad…

grinch

 

Mis amigas siempre me dicen que soy como El Grinch, y razón no les falta. Cómo no sentirse o apoyar a un personaje cuyas características principales son la crítica por el consumismo y el materialismo predominante en estas fechas, olvidando los motivos espirituales originarios de las mismas!

Pues sí, soy El Grinch y además atea, con lo que en estas fechas no siento que tenga nada en absoluto que celebrar, al contrario… Me revuelve ver la idiotez humana incrementada día a día, la manipulación de los medios de comunicación y el borreguismo de una amplia mayoría de la sociedad, que se deja influenciar por las luces artificiales de colores que iluminan las noches de la ciudad sólo para decirte, ¡consume, es Navidad! ¡No hace falta tener conciencia estos días! ¡Tira la casa por la ventana y come como un animaliño, como si no hubiera mañana!

Eso sí, en cuanto llegue el día 31, replanteate tu vida, márcate unos buenos propósitos de año nuevo, y promete que a partir de ahora serás mejor persona, comerás de forma saludable y te apuntarás al gimnasio… Puagh!

Mi propósito de año nuevo es seguir siendo yo misma, preocupándome de las cosas que de verdad importan, tratando de ser feliz con poco y hacer felices a los de mi alrededor con cariño y comprensión. Tratando de ser consecuente todos los días del año, pero sin fustigarme si un día flaquean las fuerzas y no lo soy, porque como leí hace poco «lo bueno de ser libre es que te puedes permitir no ser coherente por un día».

¿Tú también eres un poco Grinch? Pues comparte esta breve reflexión a ver si conseguimos remover alguna conciencia 😉